viernes, 30 de octubre de 2009

imaginaria de algunos mundos posibles

NO HAY SEDUCCIÓN en el deslizarse de las proas siempre recargadas de aerodinamia, añoro, sí, las popas rezagadas donde el mar parece quedarse a vivir un romance y sin embargo subo y bajo escaleras de todo tipo sabiendo que cualquier intento de fuga será inútil

DEBAJO DE LA SUPERFICIE limpia limpia, mis pies como cubiertos de una liviana gelatina. Con el índice trazo signos que duran para siempre y desaparecen ante mis ojos. No he vuelto a ver una eternidad tan repleta como esa

SALTAN A CADA PASO y solicitan un lugar. Hay como ratones traslúcidos que hacen piruetas sobre los insignificantes frutos. Todo es parte del agua

LLUEVE y desde el lecho marino los peces soplan con todas sus fuerzas: las olas se forman y arremeten, la embarcación llena de remiendos se hamaca, cruje, suspira, gime: la isla se recorta en un más allá de niebla.

ARDE EL PASTIZAL, loas de la hierba seca ante el milagro del fuego. Un árbol de otoño cabecea en la loma, le parece estar ante un sueño, cierra los ojos con fuerza y los vuelve a abrir como quien intenta salir de la poblada ciudad del sueño. El árbol de otoño no tiene frutos, apenas un clamor

EL CUCHILLO DEL VIENTO descabeza los animales del campo y se queda clavado en el grueso tronco del árbol sin frutos. No hay diferencia con otros rituales de la sangre, sólo que esta vez el árbol parece decidido a dejarse vencer

UN MAL PASO y se desploma sobre las chapas de zinc. El estruendo rompe las membranas del aire y se da de cabeza en los canteros del jardín, sangra. Con dificultad se yergue nuevamente sobre sus patas e intenta continuar su travesía en el alto

EL PATIO DE LA FÁBRICA es una planicie donde la cáscara de arroz fulgura. Acuden pájaros de países lejanos, en cada brillo de plumas, el llamado misterioso del instinto

cuatro miniaturas entrelazadas

El amante hablará de la señora que le enseñó el amor, la de los amantes de barro, sí, tal vez pueda contarlo.

El reverendo hará una película donde el cordero en realidad se despierta en su propio sueño. Hace un rato estaba en el rebaño, pero ahora está en el futuro, ¿será acaso el reverendo el pastor de este cordero descarriado?

La Reina de Corazones enciende un fuego para comérselo, ¡qué de niñas disfrazadas trepan para el viaje, con el calor de sus pequeños sexos apoyados en el lomo!

Querrá aparearse con estos seres, hijas del reverendo y de algún pájaro hembra; tendrá que seguir una pista: dar doce pasos hacia la Cruz del Sur, preguntar la hora, buscar un tesoro.

sábado, 24 de octubre de 2009

fundadores del festival de rosario (1993)



En la mesa de lectura de izquierda a derecha, Jorge Montesino, Fernando Belottini, Patricio Raffo, Rubén Vedovaldi, Reinaldo Sietecase y Sebastián Riestra.

martes, 13 de octubre de 2009

annpreitz

El texto que sigue es un fragmento de la novela que lleva el mismo título que el de esta entrada. Una novela que, según los planes, deberá estar publicada en septiembre del año que viene. Esto es un anticipo. Gracias.
“Hay momentos en los que cuesta trabajo reconocer la propia edad. Llegamos a viejos sin darnos cuenta, sin preparación. Lo pienso ahora que la veo, la observo en detalle sin que ella se conmueva por nada, sin que ella me sorprenda la mirada con un gesto de complicidad. Nunca los tuvo. Creo que hemos, sí, “hemos”, los dos, privilegiado la convivencia sobre cualquier otra cosa. No ha habido momentos conmovedores entre nosotros. Por ejemplo, sé, con total certeza que ella nunca ha interrumpido la intimidad de mi rostro al momento de afeitarme, por lo tanto no he tenido ocasión de colocar sobre la punta de su nariz un dedo de crema. Nunca hemos reído juntos sin razón alguna, no tengo certeza pero me parece que nunca hemos reído juntos ante ninguna situación ni cómica, ni ridícula, ni desgraciada para un tercero. Lo pienso ahora que observo el movimiento de sus pasos. Esa lentitud que aún no llega a arrastrarse, pero que permite ver ese inexorable devenir que no tardará en llegar. Esos gestos fáciles: agacharse para levantar mis pantuflas y luego hacer el recorrido para alcanzármelas casi sin mirarme, automáticamente. Me ha permitido que la observe durante toda la vida, entonces lo hago. Ella está ahí sin demostrar cambios en su música interna, siempre la misma nota, siempre monótona, parsimoniosa y lejana aunque la tuviera entre mis brazos. Observo sus ojos sin peculiaridad mientras la mirada va de un objeto a otro. ¿Pensará ella las mismas cosas con respecto a mí, estará observando mis gestos, o su amor, si es que se trata de amor, apoyará las patas en esos extraños signos que a veces se tejen alrededor de la palabra admiración? ¿De cuál de mis malignos pensamientos se quedó prendida y no pudo despegarse? ¿En qué momento decidió que era yo la persona?
Debo pensar en la posibilidad más cierta. Lo más probable es que ella, al igual que yo, haya renunciado a la búsqueda y se haya agarrado de lo primero que se le puso en el camino. Alguien con quien mantener un placer razonable y un pasar estrecho pero aceptable, alguien que no pida demasiado y a quien no exigirle casi nada, alguien con quien comer a las horas de comer y dormir a las horas de dormir.
No.
Eso no es conformismo.
Tiene otros ingredientes.
Porque yo sé de sus ojos sin peculiaridad y ella no debe desconocer que la floja carne de mi rostro es por lo menos, olvidable.”


* * * * *


El escenario del amor a veces no es lo planeado. Y aunque no sea el ideal se transforma en el escenario del amor. No lo elegimos, se presenta de pronto. Las cosas pasan así, como cuando un perro nos ataca y nos muerde o el automóvil se nos va de las manos y perdemos el control y provocamos un accidente. Es un instante. El paisaje da vueltas y pierde su inexorable y repugnante pobreza, y aunque luego de los revolcones y la pasión nos quede un insoportable olor a mierda en todo el cuerpo, por un momento fue otro. Por un momento fue el lugar ideal.

sábado, 10 de octubre de 2009

anticipo: épica del infierno y los roedores

En unos días más se completará la edición del libro - poema Épica del infierno y los roedores, una incursión a la poesía narrativa. He aquí los primeros fragmentos a manera de anticipo:
1

pasadizo y bajo tierra están sin otra misión — aquellas flechas no vagan por el aire con su temblor de segura muerte — quietas ahora sobre la tierra que es el arriba o de pie en las paredes arrinconadas de los pasadizos — esperan al amo — quien blandiendo su espina suelte toda la furia — no me crean — todo esto es una vulgar mentira — los aires no hay aquí para nadie — en otro momento quizás — pero no ahora — cavernoso este sitio se las ingenia para aplastar toda intención de furia — yacen en racimos — las manos fláccidas a un lado y otro del cuerpo — no tiemblan ni se tensan — se dejan estar en una blandura malsana y opiácea — las voces de los primeros tiempos continúan rebotando sin fuerza en los corredores — hay barro y roedores que acaban de ser descubiertos — válgame dios si éste no es el infierno — alejada toda voluntad de crucifixión — invadidos los cuerpos por costras vivas que les dan sin paradoja alguna una capacidad de acción que jamás soñaron


2

escarban en la tierra helada — una potencia que desconocen mueve sus brazos — animales sin linaje buscando la salvación más abajo — las miradas incrustadas en la nada oscura que les presenta su propia acción salvaje — hienden — bajo la piel del rostro no se percibe alma ninguna — el cristal de sus ojos es impermeable a todo gesto — cada tanto alguno lleva a la boca un puñado de tierra — la sal y el agua que esconde esa masa que separan para llegar al fondo es una atracción prácticamente irresistible — van transformándose a medida que se entierran en los huecos que abren — enfrentarse a la oscuridad es un desafío más leve que lo real de esa luz mezquina que abandonan — luz al fin — sierpes — perderse es encontrarse en esta ciénaga cubierta de nieve a veces — de vegetación informe — el lodazal es la puerta de entrada — y sus corazones vibran ante la latente posibilidad de alejarse para siempre de lo más temido — una superficie hostil — una cavernosa posibilidad de encontrar el fuego — deberán atravesar ríos de corrientes más feroces que un hambriento enjambre de agujas de hielo


3

qué clases de engendros irán a su encuentro —


4

sueltan las esporas de los hongos — único alimento — en sus propios cuerpos costrosos de oscuridad nacen y es la noche

lunes, 5 de octubre de 2009

textraído de La Capital / para lo que dé lugar

Francisco y Elvio Gandolfo en épocas del Lagrimal Trifurca


Gracias a Osvaldo Aguirre por el artículo del 16 de abril de 2006.

En 1982, Rubén Sevlever publicó "Poemas inéditos", una selección de textos por entonces desconocidos y cuya historia ha quedado documentada en la correspondencia personal de Francisco Gandolfo.

La antología de Sevlever contaba con un estudio del escritor uruguayo Mario Levrero (1940-2004), a partir de una solicitud que Gandolfo formuló así: "Esotérico: necesito la colaboración de tu inteligencia críptica abierta sólo a la calidad oculta y reservada, a la posibilidad solícita de algún búho encantado, como ese del dibujo del artista esquimal que preside nuestras publicaciones. Se trataría simple y complejamente de expresar algo sobre la poesía de Rubén Sevlever (...). Como buen poeta, llega sin apuro".

Gandolfo mantuvo tan en secreto el pedido, que ni siquiera el propio autor de los poemas estaba al tanto. Levrero había conocido a Sevlever en 1969, cuando vivió durante unos meses en Rosario, y luego ambos mantuvieron una correspondencia esporádica.

En febrero de 1982 el texto encargado llegó con el correo a Ocampo 1812, el domicilio de Francisco. "Esto no será una plaqueta -escribió entusiasmado, en una carta de respuesta-, sino un duelo del poeta con su crítico, oficiando yo de juez. No pasará nada, pero está bien que el poeta muera a manos del crítico para que su fracaso toque fondo y se eleve si no a los astros, por lo menos a los árboles o a las nubes: mejor a los seres humanos (...) La plaqueta saldrá interesante como un western, con las tensiones del duelo a la hora señalada".

A vuelta de correo, Levrero aclaró que, "dejando expresa constancia de la excelencia del poeta, a quien sinceramente admiro" hablaba del "fracaso inherente a la condición humana, enfrentada a lo Absoluto". Por las dudas había dado a leer sus textos a unos amigos (a los que llamaba "mi equipo de ratas de laboratorio") y "el veredicto fue unánime: no sólo no se encontró nada lesivo para el autor sino que la opinión fue: «cuando el autor lea esto dirá por fin alguien me entiende»". Concluía con una pequeña broma: "Tal vez usted ya sepa muy bien todo esto, y no haya podido evitar esas imágenes de western: después de todo, Gandolfo bien podría ser una traducción apresurada de Wayne".

El 13 de junio de 1982 Francisco Gandolfo volvió a escribirle a Levrero a propósito de la repercusión de los "Poemas inéditos" de Sevlever. "La plaqueta fue un éxito inmediato en una mesa redonda de escritores locales", contaba. "Al terminar el acto, me animé a hacer una presentación informal, sentado junto a Sevlever y su esposa -seguía Francisco-. Me paré anunciándola y dándole una a Rubén dije: «en este momento su autor la conoce», agregando que si querían podían colaborar con 10 mil pesos o sea «un palo» viejo. Enseguida salieron a relucir los billetes, pero como Sevlever, emocionado, continuó mis palabras al ver tu nombre y decir que estaba comentada por un escritor uruguayo, paré la venta hasta que terminó de hablar y después me sacaban las plaquetas de las manos. Se me caían los billetes por falta de práctica pero Eve (nota: la esposa de Francisco), sentada a mi lado, los levantaba. Me sentía un poco ridículo y avergonzado, pero feliz".

domingo, 4 de octubre de 2009

Los viajes / Experiencias terrenales (3)









8 al 18 de septiembre, Córdoba
Ahí vamos. Taller intensivo. Una experiencia nueva con integrantes de lujo. Ejes transversales, 1) lectura en la Facultad de Letras, Jueves Culturales organizado por los estudiantes; 2) Feria del libro de la Provincia; 3) Conversaciones y café jarro al por mayor.
Historias llenas de frutas y escaleras, acompañadas de una música que se acerca y se aleja y se acerca y nos envuelve. Vemos asaltos en vivo y en directo. Me siento en los inodoros jesuíticos de Alta Gracia y me recreo en esos patios de ensueño. Corto unas flores amarillas y las coloco sobre la mesa.

UN POEMA PRIMITIVO, EDITH

este es un poema primitivo : un poema para Edith que no lo espera
un poema que cuando habla del frágil cuerpo de las bailarinas, en realidad está hablando de mis propios vínculos con mi propia muerte
un mantel inerte que extendido sobre sus cuatro patas y en el aire sostiene la osamenta mía
¿comienzas a entender por qué este es un poema primitivo?
algo parecido a las palabras que podría haber pronunciado Akehraton en el desierto
y vino tu cuerpo a pararse frente a mí
soltó sus pasos desde las cornisas
se detuvo un instante
un rayo me dijo : es por esto que has buscado a las mujeres que danzan, las mujeres que vuelan, las mujeres que traman sus pasos hasta el exacto momento de la quietud
¿te das cuenta Edith, quién te ha enviado a decírmelo?
ahora entiendes por qué he buscado a las mujeres que danzan, a las bailarinas
vivir en la verdad, Akehraton, las bailarinas, cuyos cuerpos crujen al menor contacto de las manos, tu cuerpo Edith, que es el cuerpo de todas
nunca hubiera imaginado esta aparición
tu nombre no estaba en esta historia
el golpe lo diste ahora
en la calle
por eso es un poema primitivo
con la fuerza enormísima de lo frágil, y atas las cañas cortadas y planas formando cruces y centellas
nunca había habido tan púrpura impacto de fragilidad
un martillazo de materia que se hace saltando desde las sombras
un poema primitivo como este, nunca había habido
saltas, Edith, de la sombra a la materia, y te haces así, en un solo acto, representación de lo que se desintegra; y te esfumas y te desintegras en mis manos, bajo mi mirada, ante la primera intención de tocarte, eres sólo ese instante antes de desintegrarte, nube que no apacible, su jirón, su ala, su deshecho enjambre
saltas, de la sombra hacia la materia y te quedas como si hecha de carne y hueso burlando la mirada, te aprietas a mi cuerpo y ruedas con tus campanas y cascabeles sobre la dura oposición del asfalto
un poema primitivo no puede hablar de amor ni de muerte ni milagros
la quieta figura (y todo el mundo lo sabe), trae odres invisibles cargados de genios que al asomar sus cabezas eructan cielos y, habladores, pintan la superficie de amarillo, la voz aguda y azulada del látigo, el estampido, la oscuridad revela el impacto golpeador de lo inmóvil
el cuerpo de Edith aparece y desaparece alternadamente en distintos puntos
el cuerpo de Edith se deshace al contacto de mis manos
El cuerpo de Edith
¿lo entiendes? ¿entiendes al poema primitivo?
y entonces disparas, aprécialo, pareces decirme con la voz que transporta en el adentro
el cuerpo de Edith que no lo espera

Los viajes / Experiencias terrenales (2)

José Kozer, Jorge Montesino, Diana Bellessi y Elvio Gandolfo, frente al Centro Cultural Rivadavia de Rosario (Argentina)


Con Alejo Carbonell y Beatriz Vignoli en la madrugada rosarina.

Un gato ajeno que trae el recuerdo de los gatos propios.


Viernes 18 de septiembre: Rosario y las casualidades

Rosario es para conocer en persona a José Kozer, compartir aunque sea un momento con la persona que se presiente amigo en las cartas, que se comprueba de corazón grande allí al estrechar su mano. Encontrarlo sin casi buscarlo. Que sea él mismo quien traiga al grupo a Elvio Gandolfo que apenas unas horas atrás aparecía en unas historias de idas y vueltas entre Rubén Sevlever y Mario Levrero y un prólogo para aquellas míticas plaquetas post Lagrimal Trifurca. Que sea Elvio en la foto casi adolescente en la pantalla horas antes y que sea Elvio en la realidad ahora mismo y que pueda contarle la historia, y que venga Diana Bellessi y se acerque y traiga la conversación amena y las fotos.
Y en la noche tarde, bien entrada, encontrarse con conocidos, tentar una copa de vino, jugar con gatos ajenos, conocer a Beatriz y conversar de Fernando. Resumen de unas pocas intensas horas, más las lecturas que supimos conseguir.




Los viajes / Experiencias terrenales (1)

Con Angélica Freitas, Aitana Alberti, Elder Silva y Mónica Sifrim

En la lectura final del sábado 5 de septiembre con Elder Silva


Con Horacio Fiebelkorn en el Espacio Altamira, lectura nocturna




Con Alicia Salinas y Alfredo Fressia, lectura en el CERP del Este


Con Angélica Freitas, preparados para la primera lectura en el Liceo



Punta del Este – Maldonado

31 de agosto 2009.


Solo y el mar. El viento. La playa. La imagen cliché. Una película nueva. Una película vieja. Hay pasos sobre la arena, pasos y silencio, el único silencio posible: el de las olas arrastrándose a mis pies. El único silencio posible: la pared del agua que se levanta y me mira a los ojos. Una gitana: “Sé que tienes billete, pero lo necesitas para otra cosa. Te voy decir de todas formas a cambio de cualquier moneda que tengas que te sientes aquí y allá y estás desorientado en este mismo instante (es que en mi pueblo no hay comunidades del tuyo, antes sí los veía seguido, los conocía). Te diré también, pero tú lo sabes, que debes tomar decisiones importantes y no andará mucho el tiempo hasta que lo hagas. Ahora estás un poco ahogado, te sientes sofocado, pero en poco tiempo más tendrás claro el camino y entonces todo será mucho muy liviano”. Llueve. Llueve. Llueve. Las semillas sobre la tierra negra. Las frutas doradas del níspero. Las piedras. El fantasma de un perro.


01 de septiembre de 2009.

IV Encuentro de Escrituras y I Seminario Internacional de Historia, Lengua y Literatura
REUNIENDO LA DIVERSIDAD
1 al 5 de septiembre de 2009, Maldonado, Uruguay

Participantes del Encuentro de Escrituras: Alicia Salinas, Carlos Bernatek, Cecilia Romana, Esteban Moore, Horacio Fiebelkorn, Mónica Sifrim, Pedro Mairal, Aldyr García Schlee, Angélica Freitas, Aitana Alberti, Jorge Montesino, Antonio Cisneros, Alejandro Michelena, Alfredo Fressia, Elder Silva, Ignacio Martínez, Inés Trabal, Malí Guzmán, Marciano Durán, Mario Delgado Aparain, Omar Moreira, Andrea Blanqué, Damián González Bertolino, Diego Fischer, Hugo Fontana, Leonardo de León, Marcel Sawchik, Raquel Diana, Roberto Poy, Silvia Guerra.

Lecturas en las que participé:
Martes 1 de septiembre / Liceo Departamental de Maldonado, a las 20:00 horas con Agélica Freitas.
Jueves 3 de septiembre / CERP del Este de Maldonado, a las 15:00 horas con Alicia Salinas y Alfredo Fressia.
Jueves 3 de septiembre / Espacio Altamira de Maldonado, a las 19:00 horas con Horacio Fiebelkorn.
Sábado 5 de septiembre / Casa de la Cultura de Maldonado, a las 19:00 horas con Elder Silva.