Bustos se puede defender solo, lo que tenemos de él es su poesía. Sus poemas lo trascienden y le dan vida, lo traen, lo ponen aquí, entre nosotros, acercan su voz.
Pero el columnista no nos deja en paz y vuelve a apuntar con su ojo de marquesina cuando mete en la misma bolsa a Gelman, Pizarnik, Olga Orozco y César Fernández Moreno, afirmando que se trata de autores conversacionales y los contrapone a Bustos que, dice, apunta hacia otro lado (¿?).
La única parte recatable de la nota aparece cuando Bertazza dice: "Bustos es de esos poetas que dan la sensación de manejar toda la paleta de colores, a tal punto que siempre está inventando nuevas tonalidades. Desde la simpleza ósea hasta el fraseo laberíntico, desde la profunda ingenuidad de sus dos primeros libros –Cuatro murales (1957) y Corazón de piel afuera (1959)– hasta el iluminador barroquismo que nace con Visión de los hijos del mal (1967) y culmina en ese libro capital de la poesía argentina que es, sin duda, El Himalaya o la moral de los pájaros."
DOS FRASES DE BUSTOS
DOS FRASES DE BUSTOS
“Me acuerdo que éstos no son poemas hago ensayos de mundo desplazando pueblos enteros”.
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