lunes, 22 de diciembre de 2008

tres poemas de susana thénon

Al poema le incumbe todo, aun la tierra más ingrata,
la prueba más dura. De su confrontación consigo
mismo no está ausente la guerra con lo ajeno.

Todo y nada están ahí para ser dichos. El poema es
el puente que une dos extremos ignorados. Pero es
también esos extremos. El poema es una venturosa
incursión por lo ignorado.

Para el lector brillará otro elemento no previsto:
una raíz, una rama. El poema total sería entonces
un resultado de sumas infinitas, de confrontaciones,
contradicciones y memorias, de recuperaciones y
pérdidas, de olvido, muerte y ser: (sería como un dios)
algo inmortal nacido de criaturas mortales.

(sin fecha ni datos)



LUGAR

Sabéis que llevo un esquimal dormido
en el lugar del corazón.
Después de abandonar las catedrales,
el diapasón febril de las tabernas,
llegué al confín, a la frontera inalcanzada.
Sabéis que llevo un arenal baldío
en el lugar de las palabras.
Por debajo del miedo,
por caminos cerrados desde antiguo,
se aventuró la mano hasta el silencio.
Sabéis que llevo un pupila roja
en el lugar de la alegría.

de EDAD SIN TREGUA (1958)



si durmieras en Ramos Mejía
amada mía
qué despelote sería


cómo fuera yo a tus plantas
cómo esperara tranvías
cómo por llegar de noche
abordara a mediodía

qué despelote sería

con tu abuela enajenada
con tu hermana y sus manías
con tus primos capitanes
haciéndonos compañía

qué despelote sería

con tu madre en la ventana
con tu madre noche y día
con tu madre que nos tiende
su cama negra de hormigas

qué despelote sería

sin tus huecos en mis huecos
sin tus sombras en las mías
sin dedos con qué golpear
el tambor de la agonía

si durmieras en Ramos Mejía
amada mía
qué despelote sería

qué despelote sería

amada

amada mía

de OVA COMPLETA (1987)

marosa di giorgio : historia y calco

Marosa entrando al cuerpo principal del aeropuerto Silvio Pettirossi de Asunción, desorientada, buscando un rostro conocido que aún no conoce. La fotógrafa rubia que pierde para siempre las fotos de la Reina en anaqueles que aún hoy lloran. Marosa abrazando como puede con sus alas de torpe aire anaranjado. Marosa subiendo al vehículo con dificultad de niña y llena de curiosidades y sorpresas que le nacen a los costados y posa como una matrona pequeña que se ha quedado sin pupilas. Marosa desnudándose desde los pies con claveles, llena de zorros y lobos y hongos y suéters que la maniatan y la liberan cada tanto. Marosa escurridizo pez que se aquieta en las aguas sucias del puerto de Asunción.

de REINA AMELIA (fragmento al azar)

En esos días comenzó el rumor sobre Desirée. Ésta casi deja la escuela.
La observaban; el rumor fue casi enseguida muy grande. Ella procedía de un hogar sombrío. Casi de inmediato, Desirée hizo su deserción de la escuela. Se puso un batón bermejo, que fue a transformarse en Batón Bermejo. Y estas dos palabras daban rubor a Yla. Algunos hasta creían eran los nombres de Desirée. Esas dos palabras aparecían grabadas en las paredes como si fuesen palabras feas.
El alcalde la protegió. —Es una pequeña señora, y como tal, sagrada —dijo.
Resulta azorante cómo nace un rumor. Una serpiente da a luz mucho y muy raro. Crecía, crece eso nuevo; como el humo, como clara batida, caía de súbito en todas las tazas, y de allí mismo seguía creciendo, saltando. Saltaban balines hasta de los altares, iban a los límites del cielo.
Lavinia, entretanto, prosiguió frecuentando los bosques. Su interior estaba conmovido. Los resultados eran cada vez más inquietantes. Y más amplios. Sobre todo eran develadores. Veía cosas nunca vistas. Llegó a parir pequeños huevos vírgenes, muy bellos, de diversos colores. Sabía que en el pueblo ya habían ocurrido cosas así. Los ocultó en una caja abierta y los puso bajo su cama; se desvanecieron o se los robaron; sin que se repitiese el caso. En esos días ella tuvo amor, una enorme voluntad de empollar.

. . . . . . .

Me pareció interesante subir este texto de LAS IMPÚDICAS EN EL PARAÍSO de Lola Arias (1976), cualquier semejanza con Marosa, obviamente, no es pura coincidencia. Los procedimientos son calcados, el resultado, diverso.

-VII: VÉNDAME LA BOCA

Mi madre muda viró sus ojuelos hacia el mar. El fuego debatíase en sus últimas toses. Un hueco de toscos remolinos dejó salir una voz demente y filosa.
—Las alas son para los muertos. —El amante Pez contestó desde el fondo de sí.
Lisas mis orejas se cayeron de euforia. ¡Qué endiabladas amígdalas, qué garganta tan afinada y venenosa!
—Mis aletas tiemblan por los besos de la loba escuálida, la deliciosa de los dientes rasgados, la amorosa…
Mi madre sonámbula se dirigía hacia el monstruo partido, pecho de hombre, cola de pez.
—¡Ven, véndame la boca, déjame dormir en tus huesitos de cierva, de loca!
El amante degollaba vocales al hablar. Mis patitas se frenaban para no partir; desesperada até mi flequillo a las rocas.
—Dame la miseria deseada, la impudicia de la niñez, dame saliva, lagañas, gotas…
Mi madre fue tomada por El Pez delante de mí. Pude ver los detalles del roce y sus destellos. Él la devoraba sin muelas, ella esperaba al vampiro y nada. Sólo un agónico enlazarse y desenlazarse desnudos, rabiosos se frotaban resbalando uno contra otro. El franel iba desgajando a los amantes que morían de furia. Me dormí, cuando desperté amanecía y los acariciantes se miraban humillados.

estamos solos

La única muerte que nos es dado contemplar, pormenorizadamente, de principio a fin, en todos sus detalles, es la propia. Las demás son apenas un acto en medio de la vida.

domingo, 21 de diciembre de 2008

miguel ángel bustos: luminaria las pelotas

Primero la protesta: qué paja, hace un tiempo leí una nota (la publico ahora porque se me quedó entre los borradores), firmada por un tal Bertazza, en P12, en la cual el autor (Bertazza) se relame en el por qué del rescate del poeta Miguel Ángel Bustos, haciendo más morboso que memorioso hincapié en su desaparición a manos de un grupo paramilitar en mayo del 76, y hablando de padrinazgo, reconocimiento y bendición de Bustos por Juan Gelman, Marechal, Mujica Láinez y Pezzoni, como si la poesía de Bustos necesitara de un padre nuestro o del rocío de la baba bendita de un cuarteto sacral (luminarias (¿?) dice el columnista).
Bustos se puede defender solo, lo que tenemos de él es su poesía. Sus poemas lo trascienden y le dan vida, lo traen, lo ponen aquí, entre nosotros, acercan su voz.
Pero el columnista no nos deja en paz y vuelve a apuntar con su ojo de marquesina cuando mete en la misma bolsa a Gelman, Pizarnik, Olga Orozco y César Fernández Moreno, afirmando que se trata de autores conversacionales y los contrapone a Bustos que, dice, apunta hacia otro lado (¿?).
La única parte recatable de la nota aparece cuando Bertazza dice: "Bustos es de esos poetas que dan la sensación de manejar toda la paleta de colores, a tal punto que siempre está inventando nuevas tonalidades. Desde la simpleza ósea hasta el fraseo laberíntico, desde la profunda ingenuidad de sus dos primeros libros –Cuatro murales (1957) y Corazón de piel afuera (1959)– hasta el iluminador barroquismo que nace con Visión de los hijos del mal (1967) y culmina en ese libro capital de la poesía argentina que es, sin duda, El Himalaya o la moral de los pájaros."

DOS FRASES DE BUSTOS

“Me acuerdo que éstos no son poemas hago ensayos de mundo desplazando pueblos enteros”.

“Los ensueños de la erudición tienen la velocidad del deterioro del papel”.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

es palabra de saramago

"EL VIAJE DEL ELEFANTE" ES UNA CRÓNICA ÉPICO-HUMORÍSTICA DEL RECORRIDO QUE REALIZÓ SALOMÓN, UN ELEFANTE PROPIEDAD DEL REY DE PORTUGAL QUE, EN EL SIGLO XVI, FUE REGALADO AL ARCHIDUQUE MAXIMILIANO DE AUSTRIA, POR LO QUE TUVO QUE VIAJAR DE LISBOA A VIENA, PASANDO POR LISBOA, VALLADOLID, ROSES, GÉNOVA...
“Es sorprendente que me haya salido un libro tan humorístico. ¿Cómo es posible que, habiéndole visto la cara a la muerte, este sea mi libro más divertido, el único en que el humor está presente en cada página? No fue premeditado, es como si el libro hubiera querido ser escrito de ese modo.”

“He tenido sueños absolutamente terroríficos, las peores pesadillas de mi vida, que olvidaría si pudiera. Nunca las recrearía en público. Al contrario de lo que Freud creía, no se puede describir un sueño porque siempre te queda algo esencial fuera, todo sueño contiene algo inefable que forma parte de su esencia.”

“Se produjo efectivamente el regalo de un elefante de un rey a otro, y el animal realizó ese viaje, pasando por las ciudades que digo. El itinerario es exacto y el hecho de que murió al año de llegar a Viena también. Pero los datos históricos caben en media página, así que no he tenido más remedio que inventar. De todos modos, no estoy seguro de que esto sea una novela: no hay una historia de amor, no hay un conflicto, desarrollo y crecimiento de personajes... es el relato de un viaje, yo lo llamaría más bien un cuento, aunque tenga casi 200 páginas.”

“El poder siempre es pomposo, lo fue en el siglo XVI y lo es todavía hoy, aunque no lo parezca tanto. Este es uno de mis libros menos políticos, aunque yo crea que, si profundizamos, todo es política siempre. En el fondo lo escribí por el final que tuvo el pobre elefante cuando se murió, ¡le cortaron las patas delanteras para hacer con ellas unos recipientes para guardar los bastones! Me pareció una injusticia enorme: ese elefante que recorrió miles y miles de kilómetros para llegar hasta Viena, sin saber por qué, ese paquidermo majestuoso que fue aplaudido por las gentes de pueblos de toda Europa a lo largo del camino, porque era un animal desconocido en la época, que salvó a una niña de ser aplastada, un trayecto tan épico... que le cortaran las patas me pareció injusto, humillante, no se lo merecía. Si eso no hubiera ocurrido no me hubiera sentido estimulado a escribir el libro. De hecho, es una metáfora sobre la vida humana.”

“La muerte no da sentido a la vida. Yo eso no me lo creo. Lo que dio sentido a la vida de ese elefante fue ese final tan cruel, destinar sus patas a un fin tan profano, tan por debajo del nivel de su epopeya. Todos somos elefantes. Soñamos que gozamos de libre albedrío pero en lo importante no lo tenemos.”

“Cuando hablamos no hay signos de puntuación. Hablamos igual que se hace la música, con sonidos y con pausas. Una interrogación no es un signo al final, es una melodía. Para mí, el lector debe tener un papel que vaya más allá de interpretar el sentido de las palabras, el lector debe poner su música, interpretar la partitura del texto de un modo muscular, de acuerdo a su respiración y su propio ritmo. En el fondo, la puntuación es lo mismo que las señales blancas pintadas en las carreteras, que intentan impedir que el conductor tenga problemas pero, tal vez, si no existiera ningún tipo de señales, todo el mundo conduciría con mucho más cuidado. Eso es lo que quiero, que me lean con cuidado.”

Una página con muchas mayúsculas es muy fea, siempre subiendo y bajando. Con la abolición —nunca total— de la mayúscula, conseguimos una página más armoniosa. Hay muchos idiomas que no la usan: el hebreo, el chino, el árabe, el japonés.”
“No quiero hablar de simbiosis entre el cornaca y el elefante, pero en el fondo el elefante hace lo que el cornaca quiere. Un elefante es un animal muy rotundo, con una presencia apabullante pero ¿qué piensa? ¿cómo siente? Como no conozco a ningún elefante, y no me parecía correcto antropomorfizarlo, eso era una tentación fácil, mi opción ha sido explicar cómo piensa su cornaca, que lo acompaña desde la India. Porque el elefante, en el fondo, es el motor de toda la historia pero un motor inconsciente, que no sabe lo que le pasa, no sabe adónde va, y esa falta de sentido es lo que conduce toda la historia.
García Márquez me contó que un día vio a un caballo que tenía las dos orejas llenas de larvas; vino un campesino, se acercó a él y empezó a hablarle con una especie de letanía y, a medida que iba hablando, ¡las larvas saltaban y se caían al suelo! Si las larvas son capaces de reaccionar a la palabra humana, ¿por qué un elefante no?”