domingo, 21 de diciembre de 2008

miguel ángel bustos: luminaria las pelotas

Primero la protesta: qué paja, hace un tiempo leí una nota (la publico ahora porque se me quedó entre los borradores), firmada por un tal Bertazza, en P12, en la cual el autor (Bertazza) se relame en el por qué del rescate del poeta Miguel Ángel Bustos, haciendo más morboso que memorioso hincapié en su desaparición a manos de un grupo paramilitar en mayo del 76, y hablando de padrinazgo, reconocimiento y bendición de Bustos por Juan Gelman, Marechal, Mujica Láinez y Pezzoni, como si la poesía de Bustos necesitara de un padre nuestro o del rocío de la baba bendita de un cuarteto sacral (luminarias (¿?) dice el columnista).
Bustos se puede defender solo, lo que tenemos de él es su poesía. Sus poemas lo trascienden y le dan vida, lo traen, lo ponen aquí, entre nosotros, acercan su voz.
Pero el columnista no nos deja en paz y vuelve a apuntar con su ojo de marquesina cuando mete en la misma bolsa a Gelman, Pizarnik, Olga Orozco y César Fernández Moreno, afirmando que se trata de autores conversacionales y los contrapone a Bustos que, dice, apunta hacia otro lado (¿?).
La única parte recatable de la nota aparece cuando Bertazza dice: "Bustos es de esos poetas que dan la sensación de manejar toda la paleta de colores, a tal punto que siempre está inventando nuevas tonalidades. Desde la simpleza ósea hasta el fraseo laberíntico, desde la profunda ingenuidad de sus dos primeros libros –Cuatro murales (1957) y Corazón de piel afuera (1959)– hasta el iluminador barroquismo que nace con Visión de los hijos del mal (1967) y culmina en ese libro capital de la poesía argentina que es, sin duda, El Himalaya o la moral de los pájaros."

DOS FRASES DE BUSTOS

“Me acuerdo que éstos no son poemas hago ensayos de mundo desplazando pueblos enteros”.

“Los ensueños de la erudición tienen la velocidad del deterioro del papel”.

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