domingo, 9 de marzo de 2008

El poeta joven, la joven artista y el consabido marbete en la oreja

Había renunciado a hacer algún comentario sobre el tema porque al final me pareció superficial, pero ahora que lo pienso mejor no lo es. Muchas veces desde que tuve alguna imagen en la prensa, o sea desde 1990 en adelante, fui catalogado desde las páginas de los diarios o revistuchas dominicales como un “poeta joven”. En 1990 tenía 28 años. Era relativamente joven y había publicado apenas en la antología de la Bienal de Buenos Aires del año anterior. La etiqueta no me quedaba mal pero me incomodaba un poco. Pero los años fueron pasando nadie descolgaba el marbete de mi oreja: continuaba siendo un poeta joven. Hace un tiempo atrás, no recuerdo qué sábado fue, pero el Correo Semanal publicó en su contratapa un reportaje a Alejandra Siquot, la bajada del mencionado reportaje (se puede observar en la foto) dice claramente: “joven actriz y directora”. Tengo que pensar con buena intención que el autor de la entrevista y del título en cuestión tuvo un rapto de cortejo y quiso halagar a Alejandra, pues ella nació según mal no recuerdo en 1960, por lo tanto anda, como yo cerca de los 50, cosa que no es ningún insulto, todo lo contrario. Pero si me pongo a pensar con mala leche debo concluir que detrás de la palabra joven se puede leer: inexperto, incipiente, promesa, cosa aún no concretada, calidad a confirmar y una serie de conceptos por el estilo. Casi todos ellos encierran un algo descalificador. Un algo que pretende sumir al sujeto en una categoría inferior, lejos de la de los consagrados. ¿Si yo mismo con más de 40 he sido considerado poeta joven y Alejandra es una joven artista, qué dejamos para Arthur Rimbaud que escribió toda su obra entre los 15 y los 19 años?

1 comentario:

RosaMaría dijo...

Si, el comentario puede dar lugar a cierta suceptibilidad, lo importante es el artista. También los periodistas tienen que estirar sus artículos y las palabras son de relleno, cosa que se nota siempre.