jueves, 31 de enero de 2008

nuevos tratamientos para viejos virus


ya en 1980 la asociación de psiquiatría de la hoy populosa federación ubicada al norte de méxico, había tomado nota de la presencia de un cierto tipo de virus que provocaba una patología a la que bautizó ODD, o sea desorden de oposición desafiante, por su sigla en inglés. según informaron en aquel año, la patología afecta a los jóvenes que no incurriendo en actividades ilegales muestran un comportamiento negativo, hostil y desafiante; se muestran rebeldes, disconformes con el autoritarismo y protestones. los síntomas que señalaron hace casi veintiocho años estos masters de la psiquiatría, son clarísimos: desafiar o negarse activamente a cumplir las demandas y normas de los adultos y discutir a menudo con ellos. también está claro que los psiquiatras de la federación ubicada al norte de México proveyeron a los enfermos, víctimas de los trastornos mentales causados por el ODD, de los medicamentos necesarios, pues, como todo el mundo sabe, convenientemente medicada la patología desaparece. entonces… ¡hay que medicarlos! para eso están los psicotrópicos.
tal como lo señala gelman citando a savater: es una tradición bien documentada desde comienzos de nuestra época moderna y racionalista que quienes se comportan de manera excéntrica, vituperable o peligrosa sean considerados enfermos, of course.
recurriendo a la historia, para que este texto tenga mayor verosimilitud científica, debemos decir que, aunque pocos lo deben recordar, john adams, el segundo presidente de la federación ubicada al norte de méxico, promulgó en junio de 1798 cuatro leyes aún vigentes: a. el plazo para optar por la ciudadanía estadounidense se amplió de 5 a 14 años de residencia; b. el presidente puede deportar a los extranjeros “peligrosos” según su soberana voluntad; c. el presidente puede expulsar o encarcelar a extranjeros enemigos en tiempos de guerra; d. toda conspiración contra el gobierno, incluyendo los disturbios, es un delito mayor.
15 años después, en 1813, otro ignoto y por suerte olvidado personaje que también fue presidente de la misma federación, benjamin rush, diagnosticó que la rebelión contra la autoridad federal centralizada es un exceso de pasión por la libertad y que constituye una forma de insania.
pero dignos de un aplauso de pie en un auditorio colmado de grandes personalidades son los descubrimientos del dr. samuel cartwright, quien descubrió la drapetomanía, mal que provocaba en los esclavos el deseo de huir, y la dysaesthesia aethiopis, enfermedad que impedía que los esclavos prestaran la debida atención a las órdenes del amo.
como se puede leer, los antecedentes hablan de virus que han sabido sobrevivir a lo largo de cuatro siglos, pero hoy, por suerte, la industria farmacéutica provee de buena gana las drogas necesarias para obtener en aquella federación y en cualquier otro lugar del mundo que así lo desee, suficientes recursos humanos jóvenes y bien educados que, en uso de la razón, gracias a la medicación correcta, deciden ser sumisos, sacrificar sus vidas en guerras que no les importan, alejarse de las actividades subversivas en movimientos por la paz o de derechos humanos.
la buena nueva está dada por la aprobación en la federación ubicada al norte de méxico de una reciente ley de prevención de la radicalización violenta y del terrorismo intra país, ley impulsada por el nunca bien ponderado george bush. el pentágono está ansioso por poner en práctica la ley ya que parte de esa práctica incluye la provisión de armas de todo tipo a los cuerpos de seguridad de las universidades (principal sitio donde se focalizan los virus de las patologías antes nombradas), dotación de complejos sistemas de circuito cerrado en los campus donde estudian y viven los jóvenes, registro con pelos y señales de cada uno de los millones de estudiantes con el fin de identificar a sospechosos con algún síntoma de los ya descriptos.
¡ah, por qué no me tocó vivir en un país tan de maravillas!

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