lunes, 5 de octubre de 2009

textraído de La Capital / para lo que dé lugar

Francisco y Elvio Gandolfo en épocas del Lagrimal Trifurca


Gracias a Osvaldo Aguirre por el artículo del 16 de abril de 2006.

En 1982, Rubén Sevlever publicó "Poemas inéditos", una selección de textos por entonces desconocidos y cuya historia ha quedado documentada en la correspondencia personal de Francisco Gandolfo.

La antología de Sevlever contaba con un estudio del escritor uruguayo Mario Levrero (1940-2004), a partir de una solicitud que Gandolfo formuló así: "Esotérico: necesito la colaboración de tu inteligencia críptica abierta sólo a la calidad oculta y reservada, a la posibilidad solícita de algún búho encantado, como ese del dibujo del artista esquimal que preside nuestras publicaciones. Se trataría simple y complejamente de expresar algo sobre la poesía de Rubén Sevlever (...). Como buen poeta, llega sin apuro".

Gandolfo mantuvo tan en secreto el pedido, que ni siquiera el propio autor de los poemas estaba al tanto. Levrero había conocido a Sevlever en 1969, cuando vivió durante unos meses en Rosario, y luego ambos mantuvieron una correspondencia esporádica.

En febrero de 1982 el texto encargado llegó con el correo a Ocampo 1812, el domicilio de Francisco. "Esto no será una plaqueta -escribió entusiasmado, en una carta de respuesta-, sino un duelo del poeta con su crítico, oficiando yo de juez. No pasará nada, pero está bien que el poeta muera a manos del crítico para que su fracaso toque fondo y se eleve si no a los astros, por lo menos a los árboles o a las nubes: mejor a los seres humanos (...) La plaqueta saldrá interesante como un western, con las tensiones del duelo a la hora señalada".

A vuelta de correo, Levrero aclaró que, "dejando expresa constancia de la excelencia del poeta, a quien sinceramente admiro" hablaba del "fracaso inherente a la condición humana, enfrentada a lo Absoluto". Por las dudas había dado a leer sus textos a unos amigos (a los que llamaba "mi equipo de ratas de laboratorio") y "el veredicto fue unánime: no sólo no se encontró nada lesivo para el autor sino que la opinión fue: «cuando el autor lea esto dirá por fin alguien me entiende»". Concluía con una pequeña broma: "Tal vez usted ya sepa muy bien todo esto, y no haya podido evitar esas imágenes de western: después de todo, Gandolfo bien podría ser una traducción apresurada de Wayne".

El 13 de junio de 1982 Francisco Gandolfo volvió a escribirle a Levrero a propósito de la repercusión de los "Poemas inéditos" de Sevlever. "La plaqueta fue un éxito inmediato en una mesa redonda de escritores locales", contaba. "Al terminar el acto, me animé a hacer una presentación informal, sentado junto a Sevlever y su esposa -seguía Francisco-. Me paré anunciándola y dándole una a Rubén dije: «en este momento su autor la conoce», agregando que si querían podían colaborar con 10 mil pesos o sea «un palo» viejo. Enseguida salieron a relucir los billetes, pero como Sevlever, emocionado, continuó mis palabras al ver tu nombre y decir que estaba comentada por un escritor uruguayo, paré la venta hasta que terminó de hablar y después me sacaban las plaquetas de las manos. Se me caían los billetes por falta de práctica pero Eve (nota: la esposa de Francisco), sentada a mi lado, los levantaba. Me sentía un poco ridículo y avergonzado, pero feliz".

1 comentario:

webmasters dijo...

Interesante la anécdota con Levrero y todo un período para averiguar más de la relación entre Levrero y los Gandolfo, esos viajes de ida y vuelta entre Rosario y Montevideo.
Jorge