domingo, 10 de febrero de 2008

así hablaba diego sánchez


Hoy, 10 de febrero, Diego Sánchez Haase está dirigiendo la Newton Mid-Kansas Simphony Orchestra. Se escucharán los sonidos de la Fanfarria para un hombre común de Aaron Copland, la Bachiana brasilera número 5 de Heitor Villalobos, la Suite del Ballet “Estancia” de Alberto Ginastera, la Suite latinoamericana de Daniel Lutzko y Un Americano en París de George Gerswhin. En la suite de Lutzko, Diego participará no sólo como director sino como intérprete solista de clavecín, seguramente el instrumento que más quiere.

En un reciente reportaje, hecho por Jorge Garbet y publicado con acierto en el Suplemento Cultural del diario de ABC Color, Diego Sánchez, antes de viajar a los Estados Unidos, dejó grabados importantísimos conceptos. Señaló las debilidades de la formación musical al señalar que “los conservatorios no contemplan estudios superiores de composición. Algunos de ellos ofrecen cursos de Armonía y Contrapunto como máximo, basados en tratados a veces obsoletos y en una didáctica que limita la creatividad del alumno, al reducir los ejercicios armónicos solamente a recetas para evitar las sucesiones prohibidas, sin discutir con el alumno el uso de los acordes estudiados en las obras de los grandes creadores que finalmente son los mejores maestros. O, mucho menos, un estudio estilístico del manejo de la armonía y el contrapunto en las diversas épocas de la historia de la música”. Dijo también sobre este tema que “Los programas del conservatorio no estimulan al estudiante para crear sus propios ejercicios armónicos sobre las sucesiones estudiadas, o a aplicar los acordes y procedimientos contrapuntísticos analizados en pequeños ejercicios de composición”. Por otro lado también señaló las debilidades en los propios músicos en formación diciendo “Si bien el movimiento musical paraguayo ha crecido notablemente en el sentido de que hoy hay muchísimos jóvenes que se interesan en la música, pocos son los que aspiran a incursionar en el campo de la creación. La gran mayoría aspira a formarse como intérprete.” Está claro que al realizar la crítica está planteando las soluciones a las debilidades encontradas y denunciadas.

Cuando se le preguntó acerca de los repertorios de las orquestas paraguayas dijo que “casi no incluyen en sus programaciones obras de compositores paraguayos contemporáneos. Cuando se realizan los ciclos de música paraguaya, se programan casi siempre las mismas piezas que se escuchan desde hace muchos años. Hace mucho tiempo que no se escucha nada de Saúl Gaona, por ejemplo, un excelente compositor. Entonces, al no encontrar espacios para la difusión de sus obras el compositor se desanima.”

Diego destacó en la entrevista los casos del Grupo Compositores de Asunción y el Círculo de Música Contemporánea “Nicolás Pérez-González”, movimientos ya inactivos, y al actual Festival de Música Contemporánea que hoy día se realiza anualmente, como escalones importantes en el desarrollo musical. Señaló también que este es un problema paraguayo y no latinoamericano, porque por ejemplo los músicos argentinos tienen compuestas más de cien óperas y los músicos paraguayos tan solo una. Al respecto dijo “hace ya varias décadas que en nuestros países vecinos se trabaja en laboratorios de música electroacústica, mientras que aquí todavía se sigue insistiendo en los postulados de una estética nacionalista pos-romántica”.

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