martes, 12 de febrero de 2008

de cómo andrés colmán gutiérrez pretendió ser dueño de carro ajeno


El 8 de diciembre pasado se realizaba la última jornada del encuentro denominado Asunción Kapital Mundial de la Ficción; evento con público cero, debido a las múltiples fallas de TODOS sus organizadores, pero con mucha “prensa”, o sea una columna en Folha de Sao Paulo, un recuadrito en la Revista Ñ de Buenos Aires y publicaciones en los diarios y demás medios locales. Los protagonistas, decidían darle despegue a lo que se denominó PORTUNHOL SELVAGEM: un lenguaje que mezcla el español, el portugués y el guaraní, alterando sus ortografías y utilizando caóticamente sus términos al más puro estilo diario popular, tomando términos del lenguaje vulgar de la más baja calaña. Debo decir que aprecio las intenciones de mis amigos Douglas Diegues, más conocido como Didí, y Cristino Bogado, el Kúru y las de algunos de los acólitos del portunhol selvagem como el Domador de Yacarés, Edgar Pou y Xico Sá, pero no comparto —y ellos lo saben— su acción literaria y cultural y la manera en que la llevan adelante.
Ese día 8 de diciembre, que cayó sábado, en el Correo Semanal, el escriba Andrés Colmán Gutiérrez publicó un artículo titulado EL PORTUÑOL SE INSTALA EN LA LITERATURA. De inmediato podía reconocerse en el cuerpo del texto una intención poco santa: el autor pretendía situarse como el inventor del idioma aparentemente “revalorizado” por los nombrados más arriba. Ni lerdo ni perezoso Colmán Gutiérrez colocaba a su primera novela El último vuelo del pájaro campana (un escrito que pasó, desde 1995 hasta hoy, ante la mirada de los lectores sin pena ni gloria) como pionera de ese “idioma” citando a Vicente Peiró Barco, un español que supo pasar por Asunción haciendo una caprichosa lectura de la literatura paraguaya que, para él tuvo una utilidad bien concreta, aprobar su postgrado con una materia desconocida y por lo tanto incuestionable para sus evaluadores.
Andrés Colmán Gutiérrez se subió al carro del portunhol selvagem como pionero y fundador, según Colmán Gutiérrez, Peiró dijo acerca de su novela: “en esta obra, por primera vez la literatura paraguaya se ocupa de reflejar una realidad que se ha ido incubando en toda la región de la frontera paraguayo-brasileña desde la segunda mitad del siglo veinte: la aparición del brasiguayo, personaje que se nutre con la cultura de los dos países y crea una nueva identidad, la de un mundo entre dos países.”
Sin pudor alguno, Colmán G. agrega de su propia autoría: “Hasta entonces lo que en la novela se me ocurrió bautizar como portuguarañol (la unión forzada del portugués, el guaraní y el español), se manejaba a un nivel puramente oral y marginal, y no encontraba eco ni en la poesía ni en la narrativa”. Cita luego como antecedentes el portuñol de Caetano Veloso y Gilberto Gil. La pretensión de Colmán Gutiérrez es temeraria, pues los antecedentes de estas mezclas de idiomas se abanican en infinidad de ejemplos y comienzan a verse en escritos desde principios del siglo XX.
La síntesis y conceptualización teórica y práctica de la mezcla de los tres idiomas es obra del paranaense Wilson Bueno en su novela Mar Paraguayo de 1992. Para la utilización del guaraní en ese texto, Bueno contó con la ayuda y el asesoramiento de Jorge Canese con quien consultaba periódicamente. Lo importante en esa mezcla era (ES) la potenciación poética de las lenguas que, unidas, resultan ser “una el yerro de la otra”, tal como lo señala el escritor Néstor Perlongher (1949-1992) en el célebre prólogo de la novela titulado Sopa Paraguaya.
Los que vinimos después de esta importantísima obra, me incluyo porque trabajé en eso de la mezcla de lenguas y llegué a disertar sobre el tema en el Perhappiness 2003 en homenaje a Paulo Leminski, a instancias y gracias a Douglas Diegues y el propio Wilson Bueno; somos apenas empleados de ese laboratorio de lenguaje “trans-fronterizo” que trabaja en una forma de escritura que yo prefiero llamar “brasiguayo”, término que, en su vaguedad, es mucho más exacto y aceptado.
Andrés Colmán Gutiérrez no puede haber inventado lo que ya circulaba, dejémonos de estupideces, el sujeto en cuestión no inventó nada, no es pionero de nada, no bautizó nada, aunque la ignorancia, madre de la soberbia, haya provocado las afirmaciones de Colmán.

7 comentarios:

kurubeta dijo...

Jorge, me sorprende la alevosía de tu lenguaje ñembo vanguardista desde sus a prioris ahora ke enfatizas el factor cero del publiko en Asuncion kapital mundial de la ficcióm, como si pensaras ke la poesia es un partido de futbol o un concierto de Maná...no falar nada cuando dices que el lenguaje de baja claña, ahi te pilló nihilista, so bribón, por definicion no hay lenguaje bajo ni alto, el lenguaje es función, es uso (wittgenstein) el resto es temboreí, divague putativo, marikón...Devo suponer ke al llamar a lo nuevo p3f de baja kalaña estas adscribiéndote a la línea del lenguaje academizante fascista vamos puues ideológiko predominante en toda nuestra literatur apatria incluido el d elos periódikos, excepto El Popu y Crónika que apelando aun doble juego, d emal fe puede ser, llegan al estado esquizo de decir no ke no debe ser dicho, deslizando términos y vocablos prohibidos normalmente por la oficialidad e las horas pikos de la TV y la Radio nacionales...Julian Ríos, James Joyce, Xul solar, Heisenbutel, Arno Schmidt, los maestros del zaum, los kids y la yiyis de TEl Quel, etc, nunka en domingo comieron del lenguaje ideológiko que tu defiendes agora tan cínikamente demagógiko, claro para la pere-versión del lenguaje es basiko, asegun Messier Lakan, el asesinato del padre, la perversion del padre, la esquizofrenia que mata y crea y d ela nada, voilà, dime ke lenguaje falas y te diré tu posición polítik!!

One More Blogger dijo...

che Jorge... estás matando -- o queriendo matar -- varios pájaros de un tiro. esta puteada es una ráfaga de metralleta contra muchos blancos más que el Colmán Rodríguez.
lo de Peiró Barco: "un español que supo pasar por Asunción haciendo una caprichosa lectura de la literatura paraguaya que, para él tuvo una utilidad bien concreta, aprobar su postgrado con una materia desconocida y por lo tanto incuestionable para sus evaluadores.".
te cuento que PB entrevistó a la mayoría de los que están incluidos en su texto; no hay "caprichosa lectura". la elección de los escritores estudiados puede ser discutible (y yo estoy entre ellos), pero lo que hizo fue **simplemente** aquello de la "lectura atenta".
¿y está mal hacer una tesis de posgrado tomando como tema la literatura paraguaya de 1980 y alrededores? ¿cuál es su pecado? ¿ser español y opinar acerca de la literatura paraguaya? ¿obtener un cum laude con su tesis?
de veras que no te entiendo, Jorge...
no soy amigo de leer blogs (ya me harté de hacerlo; hace unos años, seguía varios blogs de muchos temas especialmente los literatosos y terminé convencido de que hay que sintonizar con una especie de onda conventillera tanto para escribirlos como para leerlos, y dejé de hacerlo por cansancio y agotamiento mental..), pero esta entrada tuya me pareció particularmente llamativa.
espero poder conversar contigo en persona al respecto. puedo estar equivocado, lo admito; pero mientras tanto me resultás desconcertante..

Andrés Colmán Gutiérrez dijo...

Hola, Jorge:

O me expresé muy mal (lo más probable) o me entendiste mal. Pero está muy lejos de cualquier intención mía embanderarme con algo que no me corresponde en absoluto, como lo de pretender auto-presentarme como pionero y fundador de la corriente del “portunhol selvagem”, como lo escribiste en tu blog (“De cómo Andrés Colmán Gutiérrez pretendió se dueño de carro ajeno”).
Todo lo contrario: el artículo al que te referís, “El portunhol se instala en la literatura”, publicado en el Correo Semanal de Última Hora el 8 de diciembre de 2007, pretendía ser un homenaje al interesante esfuerzo creativo realizado por los brasileños Douglas Diegues, Joça Reiners Terrón, y Xico Sá, junto a autores compatriotas como Cristino Bogado, Edgar Pou, Jorge Kanese, El domador de Yakarés, Everardo Coelho y vos mismo, al menos por la referencias que me llegaron.
Empecé el artículo contando una anécdota acerca de cómo el uso de la mescolanza de los tres idiomas (español, guaraní y portugués), nutrió el universo de mi infancia y adolescencia transcurridas en la frontera seca paraguayo-brasileña en Canindeyú, y de cómo eso se plasmó después en algunas páginas de mi primera novela “El último vuelo del pájaro campana”, pero eso no me convierte en pionero ni fundador de nada. (Así lo entendió el propio Douglas Diegues, en un mail en que me cuenta que le gustó el artículo).
Simplemente, al citar al español Peiró Barco quise significar la indiferencia de la mayoría de los escritores paraguayos hacía la realidad viva del nuevo idioma fronterizo (lo llamé “portuguarañol”, pero coincido contigo en que la denominación más apropiada es “brasiguayo”), lo que vuelve aun más interesante el experimento de Diegues, Joça, Xico & Cía. La ignorancia que me atribuís es real: No conocía a Wilson Bueno, ni a su novela “Mar Paraguayo”, pero tengo mucho interés en leerlo, como he leído el prólogo “Sopa Paraguaya” de Néstor Perlongher, en tu blog.
Lo que he leído hasta ahora de los chicos del “portuñol selvagem” me gusta mucho por su experimentalismo, pero no refleja la forma real de hablar de los brasiguayos, de los que alguna manera formo parte, ya que crecí inmerso en esta misma realidad fronteriza. Es otra cosa, pero el espíritu de esta nueva cultura “brasiguaya” que se transforma y se extiende, está allí, viva, palpitante, y es bueno que todas las aproximaciones posibles desde la poesía, el cuento, la novela, la música, el teatro, el periodismo, lo tomen en cuenta.
Hablás de que al parecer se viene una polémica sobre el tema. No le temo a polemizar, pero desde mi vida y mi labor actual en la Triple Frontera siento más urgencia por discutir sobre otros temas más cruciales para la vida cotidiana de la gente, como la criminal corrupción y el imparable contrabando que desangra a la economía, la tala masiva de los bosques y el incesante tráfico de madera, el uso indiscriminado de agrotóxicos en los cultivos extensivos de soja que sigue matando niños en esta región, el calvario de los humildes por conseguir que los atiendan en un hospital público, etc.
No he tenido la oportunidad aún de conocerte personalmente, pero sigo tu trayectoria creativa desde hace tiempo. Y aunque podamos tener sensibles diferencias en nuestras formas de abordar la literatura, tengo mucho respeto por quienes, como vos, están siempre activos y dinámicos, proponiendo cosas nuevas en el ámbito cultural.
Saludos de un “escriba”.

Andrés Colmán Gutiérrez

Unknown dijo...

Me agrada la actitud conciliadora de Andrés Colmán Gutiérrez. Indica un ego equilibrado, eso que hace falta en estas cuestiones que suelen ser lucha de egos enormes.

Tampoco hay que por qué molestarse con el tono algo peleón de Jorge Montesino. Gracias a eso nos arrimamos aquí para conversar un poco sobre el brasiguayopará o portuñol salvaje.

El público cero fue lo mejor que le pudo pasar a un encuentro salvaje.

En términos marquetineros no existe el éxito de lo salvaje; aparte de la revista wild que es medio domesticadita lento, je.

Además, los movimientos de renovación cultural se iniciaron en encuentros de café, en los que se nucleaban pequeños grupos de artistas, como el caso del expresionismo, fauvismo, cubismo, el dadaísmo en el Cabaret Voltaire, etcétera. Y aunque se le adjudique la paternidad creadora de ellos a ciertos artistas, se sabe que las corrientes vitales siempre surgen de la nada y por distintos puntos hasta que alguien-algunos lo convierten en un hecho manifiesto.

El portuñol salvaje es un movimiento artístico irreverente, atrevido, que sorprende con su refrescante humor no excento de genialidad que viene a sacudir la modorra de una literatura que está en plan de jubilarse en el aburrimiento, por la falta de creatividad que ataca a buen número de intelectuales y artistas glueboludizados.

Hay una actitud de hacerle pito catalán a la globalización actual y a sus procesos de
hegemonía unipolar, lo mismo que al acartonamiento de un lenguaje que al institucionalizarse pierde fluidez y se convierte en un aparato rígido, inflexible.

Sería una suerte que este movimiento tuviera la duración efímera pero llena de magia de la luz que proyecta una luciérnaga en la noche.

Que no le suceda lo que a Bretón, que se endureció en su postura contraria a los otros movimientos, al punto que llegó a decretar la muerte del surrealismo, a no reconocer como la última vanguardia del momento a los artistas beats y a decir de la pintura de Frida Kahlo que "su arte es como un listón alrededor de una bomba”, a lo que ella contestó:"Bretón es un pendejo" o algo así.

En fin, que cada movimiento siempre aportará lo suyo en esto de arremeter contra el vacío de lo convencional.

Si la definición del dadaísmo hecha por Harp en 1957 es justa y en cierto modo concluyente: "Dada fue la rebelión de los no creyentes contra los descreídos", ¿cómo podríamos definir a la rebelión del portuñol salvaje?

Espero leer sus definiciones.

Saludos.



Carla Fabri

jeremy dijo...

requetepuajjjj,montesino y su veneno again. y sin chiste. apunta a otros blancos que sí lo merezcan por imbéciles e impunes, si te atreves. aunque claro, cómo te vas a atrever

jeremy dijo...

ay, sr. veovis: ¿por qué tantos miramientos? sin corte ni comas, y sin asko, nomás, como el que posteó antes,kurubeta, que no vale lapena tomarse muchas molestias. me sorprende su generosidad. todo exceso es pernicioso, incluso en algo tan estimable como el ser magnánimo. ah, sra. fabricarla, vaya humitos: hablando de egos como si estuviera en la cima del himalaya. esos aires de gurú son tan tediosos. ¿qué otro había que no me acuerdo? bueno,ya mucho

jeremy dijo...

ah, y si te gusta algo,montesino,no vayas o no leas y seamos todos felices,¿no? ¿qué interés tienen tus plagueos? aburren. ya,por qué posteo aquí. de pichado